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Tormenta

"Temporal". Fotografía de Delia Govantes, 2015
Acepto lo brutal
como parte del universo y sus símbolos
Incluso
 la fragilidad del pajarillo
que se estrella contra el cristal
confundido por la lluvia.
 
Así el alma aletea confusa
Y luego retoma el vuelo.
 
No por ello el universo deja de ser
Perfecto
y este instante el extraordinario momento
que elige la luz para atravesar las sombras
y tocar
el lugar más recóndito y protegido
de la conciencia.
 
Estoy aquí, y en este estar
ya estoy en otra parte.
 
Le he hecho mi pedido a la lluvia
Le he hecho mi pedido al sol
que sale y se esconde
jugando entre las hojas.
 
Le he hecho mi pedido
al aliso, al fresno, y también
al tren que pasa silbando
mientras cae la tarde y ya
se acerca la tormenta.
 
El dolor no existe más
que como algo accidental
de la adolescencia del alma.
 
A veces es preciso sentir este desgarro
Esta vacuidad para comprender
que soy la misma y ya
Soy otra
haciendo mi pedido al universo
que se desliza líquido entre mis dedos abiertos
ahora que ya
no deseo apresar nada.
 
Tan sólo contemplar la belleza
y la confusión
y la certeza
y el sol y la tormenta
y la flor que agacha la cabeza
derrotada por la lluvia
Y el pájaro que golpea el cristal y luego
retoma el vuelo.
 
Todo eso soy yo
repartida por todas partes
unida a todo lo que existe
Intacta y completa en mí misma.
 
El sol ha salido pero aún
retumba la tormenta en la montaña
Su bramido detiene por un instante
el golpeteo monótono del pájaro carpintero.
Pero no puede con el río.
 
Ahora la tarde sigue fluyendo
Clara
diáfana y encendida
como si ninguna oscuridad
fuera posible.
 
Soy el corazón del pájaro
que vuela sobre el valle
Lato
y en mi latido sustento
el vuelo que me transporta.

Delia Govantes Romero.

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